jueves, 3 de mayo de 2007

El impertinente

A veces siento rauda la impertinencia sobre mis hombros. A veces, creo en deslices para soterrar el tino. A veces, sé también mirar a los ojos y entender cuando arrancar la mirada de tus pardos cansados.
Como cuando el bulto rosado de mis congéneres miraban la vida sin la espera de quien espera la vida. Como cuando el bulto rosado de mis congéneres, se convertía en vida.
Nadie nos dijo nada sobre el imprevisto, pero tampoco nos aseguraron la vida fácil. Echarle la culpa al destino es como corromperlo. Mirar atrás lo deshecho, no es que no haya sucedido.
Hay días en que se tiende a preferir el rebote de la memoria, la soltura de las vacaciones, la sonrisa del silencio o los barullos de la risa, mientras cada pedazo de uno, se aniquila en lo pasivo, lo pasivo.
Las crisis son como remedios. Te curan el alma cuando las asumes, pero si rehuyes de sopetón ante sus caricias, no dudan en agarrarte el poto.
A veces siento que mi impertinencia no tiene límites, quizás ni me corresponde morder la tinta con mi emoción.
Quizás no me corresponda tampoco la emoción.
Lo que sé es que vivo, como vive ahora la vida en tu vientre. Y siento, como lo sientes.
De pronto la infatigable impertinencia me persigue. Escribir a las cinco de la mañana sobre un bultito futuro en la cama de tus padres, me conmueve. Concebir que no queda más que el amor y la concordia me provoca.
A veces creemos que la vida es suficiente, sin prohibirnos la posibilidad de postergarla.
Piensa, no solo la postergas, sino que además la estás prolongando.
El tiempo en tus libros se prolonga, Jodorowsky en tu memoria exige retención, la memoria de Jodorowsky gritando cual psicomago, escupe: ¡¡"Fracasar no existe, en cada fracaso, cambiámos de camino"!!, y yo, cual impertinente de emociones fluviales te canto: Fracasar no existe, sobre todo tratándose de milagros.
Claudio Benavides Riquelme...

1 comentario:

Vicente dijo...

Este lindo poema me lo escribio Claudio B.R. al otro dia de enterarme que iba a tener un bultito. Gracias por tú sensibilidad y por hacerme ver que era un milagro. Y por se el primero y único en decirme ¡Felicitaciones!. De verdad fuiste la única luz que vi en ese minuto que me dio la fortaleza para seguir adelante. Gracias por tú impertinencia. Ahora el bultito tiene ocho hermosos meses y es un pequeño que se para solo y trata de caminar, e integrarse al mundo....